miércoles, 24 de junio de 2009

“Historia”, en Iniciación al vocabulario del análisis histórico

La historia no es solo una imagen del pasado, sino la sucesión de hechos acaecidos en el tiempo, como un arte que recrea esos hechos con criterio estético o como una ciencia que investiga el desarrollo de las sociedades humanas en el tiempo y en el espacio.

La historia es hecha por estadistas, soldados, revolucionarios y hombres de acción, aunque los verdaderos actores son los pueblos enteros; en el segundo, por poetas épicos, cronistas y narradores; en el tercero, por investigadores que revisan documentos, analizan opiniones y desentrañan los secretos del pasado.

Hace referencia a las acciones humanas en el tiempo y se la asocia con la historia – conocimiento, la cual es definida, organizada y traducida en términos de unidades cronológicas y temporales. Independientemente de que estos hechos y acontecimientos recopilados hayan sido definidos y reseñados por los historiadores y que identificamos con la historia.

Vilar tiene la necesidad de superar una historia puramente factual y principalmente política y de prestar mayor atención a la historia de los mecanismos sociales y económicos, además piensa que en la polémica hay que evitar el caricaturizar las posiciones del adversario. Agrega que si el dogmatismo tiene que ser criticado, particularmente el de los positivistas se tiene que evitar también el dogmatismo de la crítica. Insiste en la necesidad imperativa para el historiador de comprender lo que los políticos o actores de un periodo histórico no pudieron comprender como el vigor y la persistencia de las psicologías religiosas, populares y colectivas.

Cuestionando las recomendaciones de los historiadores positivistas, porque es peligroso que el joven historiador escoja un tema de trabajo del que ya tiene una idea más o menos constituida o preconcebida, es aún más absurdo, por exceso de objetividad, optar por un tema de investigación que no le despierte ningún interés o simpatía.

Existe una historia real que no se limita a los estrechos márgenes de una cronología histórica, sino que es objeto de estudio analítico de disciplinas como: la sociología, la economía, la ciencia política, etc.

La investigación histórica ha dominado una concepción positivista de la realidad, la cual abandona toda actitud subjetiva sobre los hechos y busca mostrar la historia tal como en verdad sucedió, además estudia y examina los fenómenos sociales, políticos, etc., como producto de un determinado desarrollo, desde el punto de vista como han aparecido, evolucionado y llegado al estado actual.

El objetivo de la historia no es <>, sino comprenderlo. Para esto hay que desconfiar de los documentos brutos, de las supuestas experiencias vividas, de los juicios probables y relativos. Para hacer un trabajo de historiador no basta con hacer revivir una realidad política, sino que debe someterse un momento y una sociedad a un análisis de tipo científico.

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