“El México de aquel entonces no es un Estado homogéneo, sino un conglomerado de poblaciones, sometidas por los Aztecas, quienes ocupan la cumbre de la pirámide.”1
Aquí se confrontan dos personajes distintos, con dos culturas y visiones totalmente distintas. Uno será Cortés, el conquistador, y el otro será el conquistado, Moctezuma; cada uno representante de su sociedad.
Todorov comenta la historia de la interacción entre Cortés y Moctezuma y la conquista de los aztecas en México. Tanto el emperador (Moctezuma), como el conquistador (Cortés), eran intérpretes de signos o señales, la diferencia radica en la forma como cada uno dilucida los signos.
Para Moctezuma, la relación de los hombres con el mundo era de suma importancia, puesto que se suponía que en la naturaleza se expresaban sus diferentes dioses. Por lo tanto, las profecías y los presagios constituían la forma de saber la voluntad de los dioses, además ellos no construyen su futuro, no tienen libre albedrío, su vida se consideraba determinada desde un principio. Ellos se comunican con el mundo, no con los hombres; y aquí es donde perderán contra los españoles. “Los indios dedican gran parte de su tiempo y fuerzas a la interpretación de los mensajes, y que esta interpretación tiene formas notablemente elaboradas, relacionadas con diferentes especies de adivinación.”2
En el caso de Cortés su lenguaje se usaba para manipular y fingir para poder conquistar. Los signos de Cortés se proyectaban en un punto de vista muy subjetivo e individual y los aztecas eran más lineales y colectivos en su manera de comunicar. Las acciones del conquistador también servían para conquistar, demostraba que estaba débil cuando, en realidad, estaba fuerte. Además los españoles tenían muchos aliados en los indígenas que habían vivido bajo el dominio de los aztecas. Es el caso de Malinche, una mujer tlaxcalteca vendida como esclava a los mayas, y Gerónimo de Aguilar, un náufrago de expediciones anteriores, ya que Cortéz sin ellos y la comunicación extraordinaria que tenían con los indígenas no hubiera podido ganar la guerra.
El emperador azteca, con la llegada de Cortés, intentaba comprender quién era realmente ese extraño. Las acciones que el conquistador cometía no estaban memorizadas en su tradición oral inmutable y conservadora, ni en los hechos repetitivos de su universo cíclico. El emperador confirmaba o refutaba las profecías según el transcurso de los acontecimientos, la palabra siempre fue muy importante. Pero con Cortés, el emperador calló, puesto que no podía vaticinar nada de alguien a quien no conocía. Los espías y ancianos le informaban continuamente sobre los movimientos del enemigo, pero ante malos augurios los encarcelaba o los mandaba a matar.
El indígena es forzado a aceptar la religión católica porque los españoles ganaron la conquista por causa de la comunicación simbólica entre las personas y no sólo entre los seres humanos y la naturaleza.
La conquista de la información lleva a la conquista de México.
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