miércoles, 22 de abril de 2009

Obras - Camilo Egas

En l.918 obtuvo al Primer Premio de Pintura en el Salón Mariano Aguilera con tres telas “Sanjuanito”, “Los Sahumeriantes” y “Las Floristas”, Se pintaba al indio como sujeto aparte, como documentalismo costumbrista, muy a lo siglo XIX, pues a nadie se le había ocurrido incorporarlo en la sociedad. Camilo Egas fue el primer artista en vincular al indio en el medio circundante.

En 1.922, idealiza al indio esforzándose por restaurar su dignidad perdida, para ello estiliza los cuerpos a veces hasta la exageración de lo hierático, paisaje y atmósfera son predispuestos para esto y el resultado son obras en las que predomina el ímpetu formal o romanticismo formalista. A esta primera etapa corresponde obras muy hermosas como “Procesión”, “Fiesta indígena”, “Indígenas con vasijas”, “Camino al mercado”, “Ritual”, que quizá es la última de este período.

En l.923 obtiene por segunda ocasión el Primer Premio en Pintura en el Salón Mariano Aguilera con un “Retrato de Mujer” de altísima calidad según el crítico Jorge Diez.

Desentendido de lo puramente formal para captar el misterio del alma andina a través de las expresiones de los rostros y las posturas de los cuerpos. El colorido de sus obras sigue siendo vibrante, existe un nexo con la realidad social y económica del país, retrata la pobreza, la ignorancia y el sometimiento. Una de las primeras obras de esta segunda etapa es “El Indio Mariano”, donde lo ecuatoriano adquiere visos de realidad. Egas describía al indio utilizando para ello su arte, todo sin estridencias desafiantes. El indio dejó de ser un simple motivo de curiosidad para tornarse humano, realidad visible y lacerante dentro de una sociedad injusta.


En 1.933 pintó “Trabajadores sin hogar”, tela de grandes dimensiones, clásica por su descarnada realidad exenta de toda esperanza.

En 1.937 pintó su obra más famosa “Calle Catorce”, que constituye una visión desolada del mundo urbano. Aquí su arte adquiere una expresividad basada en el contenido y el lenguaje más que en el color y las formas.

En 1.940 empezó a derivar hacia el surrealismo, entonces pintó “Dual”, tela que marca el abandono definitivo de los campos del expresionismo por el surrealismo, motivado por el patriotismo en una realidad soñada, onírica porque radica en la mente, a través de imágenes que escapan a la realidad. El mensaje está dado por una mujer de cabellos rojizos con un ojo abierto y el otro cerrado.

En 1.943 pintó “Infierno”, obra de una visión definida.
En 1.949 pintó “Desolación”, obra de visión dantesca de un campo yermo.

En 1.956 el viejo pintor escrutó sus raíces y creó cuadros de gran majestuosidad como “Las Viudas” e “Indios a la Luz de la Luna”, resolviendo con lo mínimo lo máximo, sin olvidar los símbolos representativos. Sus figuras dejan las líneas y empiezan a disolverse en masas de expresiva sencillez, la superficie se llena de bultos que flotan para tornarse en sensaciones, en relieves o en ligeras insinuaciones de color, en síntesis todo vuelve a la nada tras un perturbador sondeo en el silencio de sus telas grises, en intuitivo rastreo de los límites de su propia vida. Así surgen “Gente en el campo”, “Remolino”, “Transición”, “Las Cuatro horas”, “Antes del oscurecer”, “Formación”, “Comprensión”, “Cielo”, “Horas tempranas”, “La Luz delante”, “El Ultimo día”.

Eddy NDA

1 comentario:

Anónimo dijo...

grasias