domingo, 2 de agosto de 2009

Malinche – El malinchismo o el lado femenino de la sociedad mestiza - Milagros Palma

Malinche es la heroína de la conquista española en América que encarna el mestizaje y como tal ha sido modificada de muy diversas maneras. Malinche es el personaje idóneo de la mitología mestiza para explicar la derrota del mundo”.

Un proceso en el que la historia mexicana fue recreada por el poder con mucho de ideario folclórico, y dio cobertura a la proyección del mito de la Malinche, el que se construía con algunas de las imágenes tipo más persistentes de la mujer india; iconos culturales polivalentes que desde la Ilustración se debaten entre significados positivos o negativos.

Esto es, símbolo materno de la realidad interétnica de la nación y puente entre culturas, o alegoría de la claudicación ante el conquistador: la Malinche traidora a su pueblo. Una dinámica que, además, señala la singular historificación del mito en América, o viceversa, la historicidad de doña Marina es fagocitada por el mito. Si Malinche, aborigen en México, no hubiera existido hubiera sido necesario inventarla para la justificación de la desgracia del mestizo.

Doña Marina que “Por el amor de un pueblo, marcó el signo de una conquista en la que Cortés se llevó la gloria”. Figura confirmada como mito fundacional mexicano que significa la identidad mestiza: los hijos de la chingada, en la obligada cita a las fundamentales reflexiones de Octavio Paz. Madre de una prole despreciada y abandonada por el padre, el varón ausente. Resumen de la traición y sumisión ante la violación del conquistador, en lo que se ha pretendido como núcleo de la esencia femenina hispanoamericana.

Pero, también, la Malinche, que en la clave del drama teatral la erige en salvadora de los pueblos indios oprimidos por el Imperio Azteca, redentora de la nación por la realidad nueva del mestizaje. Así, la deconstrucción de los mitos patriarcales acentúa el de la Malinche, punto de referencia de la reacción contra la traición de la Chingada interpretada por Octavio Paz que reclama otra tradición interpretada por la crítica feminista: una Malinche epicentro del viejo y el nuevo mundo, dueña del privilegio masculino del discurso intercultural a través del dominio del lenguaje.

El Malinchismo que enuncia la inferioridad indígena y mestiza, y fundamenta la femenina, además se refleja como arquetipo de lo femenino o también como imaginario colectivo multifacético que se entrecruza con otros arquetipos. Son las consecuencias del trauma de la conquista, coartada del exacerbado machismo hispanoamericano.

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